Tema 1: La enseñanza de lenguas en el presente modelo educativo, nacional y autonómico

¡¡Hola a tod@s!!

En la entrada de hoy voy a hablaros sobre diferentes aspectos relacionados con el tema 1, a través del cual hemos hecho un recorrido a lo largo del sistema educativo de España y de Galicia en cuanto a la enseñanza de lenguas extranjeras se refiere. Concretamente, estos aspectos a los que me refiero son los siguientes: el francés como antigua lingua franca, las motivaciones detrás del aprendizaje de lenguas extranjeras de acuerdo con la LOMCE, el enfoque gramatical en la enseñanza de idiomas, y la enseñanza del inglés a edades cada vez más tempranas.

Empecemos pues por el primer punto. La lingua franca es probablemente un término con el que probablemente ya todos estáis familiarizados. Esta se podría definir como una lengua común utilizada entre miembros de idiomas diferentes para poder comunicarse y entenderse. Claro está que en la actualidad la lengua que ocupa este papel es el inglés. El francés por su parte, antes considerado una lengua de gran prestigio, está a bastante distancia de la lingua franca. De hecho, como podéis ver aquí, nos encontramos con lenguas como el chino mandarín (bastante cerca del inglés) o el hindi, antes que con la lengua francesa. Esto me llama mucho la atención, pues para las generaciones anteriores el francés era la opción preferida a la hora de escoger aprender un idioma. En este sentido, el inglés era casi inexistente. ¿Cómo es posible pues que una lengua antes considerada tan prestigiosa e internacional haya pasado a un segundo (o mejor dicho quinto) lugar? La respuesta ya la conocéis. Han sido muchos los factores que han influido en esta situación, como por ejemplo la expansión del Imperio Británico o la revolución industrial y tecnológica en países de habla inglesa, entre otros.  

Otro aspecto que me llama la atención es la justificación que da la LOMCE para el aprendizaje de lenguas extranjeras. Si bien las lenguas son una fuente de conocimiento y enriquecimiento personal y cultural, la LOMCE justifica la necesidad de aprender lenguas extranjeras debido al factor de globalización y a la necesidad de aumentar la empleabilidad, constantemente nombrada, tanto dentro como fuera del país. En otras palabras, se fundamenta el aprendizaje y la fluidez en (mínimo) una lengua extranjera para aumentar la economía del país, y no para fomentar el conocimiento de las diversas culturas existentes o para mejorar la comunicación entre individuos. 

En esta misma línea, sorprende que ambas leyes educativas vigentes (LOE y LOMCE) establecen de forma clara y concisa que se busca aprender una lengua extranjera lo suficientemente bien como para poder comunicarse y entenderse sin gran problema. Por este motivo, se dice que la gramática – y la corrección gramatical –  no tendrá tanto peso como tendrán la expresión oral y la fluidez. El problema aquí radica en que esta situación no se da en la realidad, y la gramática continúa siendo precisamente el pilar para saber hablar un idioma. Así, si bien es cierto que sin gramática no podríamos formular aquello que queremos decir, no podremos comunicarnos ni correctamente ni con confianza si no se potencia, esta vez de verdad, la expresión oral, que bien es sabido que es una de las debilidades del sistema educativo español.  

Una vez dicho esto, me confunde ver como hoy día los niños y las niñas pequeñas hablan inglés de manera más fluida que antes (al menos más que yo a su edad). Y esta confusión se da porque no sé si esto es consecuencia de una mejora real en el sistema educativo en cuanto a las lenguas extranjeras, o si esto ocurre porque los familiares matriculan a sus hijos e hijas en academias de idiomas a edades cada vez mas tempranas, lo que nos lleva al último punto.

Me gustaría comentar una noticia que vi hace poco por la televisión. En ella, una profesora afirmaba que la razón por la cual el inglés continuaba siendo un punto débil de los españoles era porque no se enseñaba desde un primer momento. Es decir, consideraba que cuanto antes se empezase a aprender inglés, más se dominaría el idioma. Esta mentalidad cada vez más común hace que, como dije antes, se llenen las academias de alumnado cada vez más joven, incluso aún cuando no se tiene conocimiento suficiente en la propia lengua materna. En otras palabras, rodeamos a niños y niñas de inglés (con la televisión, juguetes, etc) porque creemos que sino no aprenderán de ninguna manera. Personalmente, respeto esta mentalidad, pero creo que se está dejando de lado un problema muy grave: buscamos tanto la absorción de la cultura y de la lengua inglesa que nos olvidamos de que nosotros también tenemos culturas y lenguas propias que conocer. Es decir, apreciamos más lo ajeno que lo nuestro propio, y nos olvidamos de que todas las lenguas y culturas podemos convivir en equilibrio.

Esto a sido todo en la entrada de hoy. Espero que el artículo os haya resultado interesante y que os permita reflexionar sobre la situación de las lenguas extranjeras en el sistema educativo. Como estoy segura de que todos y todas tendréis una opinión sobre lo nombrado, ¡¡no dudéis en compartir vuestros comentarios!!

Comentarios

  1. Me ha encantado esta entrada y comparto tu visión acerca de las lenguas extranjeras en nuestro sistema educativo.
    Es cierto que las reformas educativas son muchas veces consecuencia de las necesidades del mercado. No olvidemos que las Escuelas Oficiales de Idiomas, que nacen en 1911, tenían como objetivo dotar al alumnado de herramientas necesarias para desenvolverse en el ámbito mercantil e industrial en el que fuera necesario el conocimiento de una determinada lengua.
    Estas reformas también son consecuencia, como dices, de los cambios políticos, como por ejemplo la prioridad concedida al aprendizaje del italiano o el alemán durante el régimen fascista, o el predominio de la enseñanza del inglés ante la posición de Estados Unidos como potencia mundial al finalizar la Segunda Guerra Mundial.
    No obstante, resulta entristecedor que el Prólogo de la Reforma del plan de estudios de la segunda enseñanza, del año 1900, haga más alusión a la "necesidad de la vida moderna de relación de unos pueblos con otros" que las leyes educativas más recientes. Estas últimas, por su parte, deben su origen principalmente a los gráficos europeos que avergüenzan a nuestros políticos, los cuales tienden a contemplar únicamente la dimensión económica de la educación.
    Este enfoque, aplicado a la enseñanza de idiomas en concreto, carece, como bien dices, del humanismo que entraña cualquier lengua, lo que entorpece constantemente la situación de enseñanza-aprendizaje. Esto constituye una prueba de que las leyes deberían estar elaboradas por expertos en las materias, así como en pedagogía y didáctica, y no por el gobierno de turno.
    Asimismo, coincido en que nuestra clase política tiende a dar más valor a las iniciativas culturales y educativas de los denominados países económicamente fuertes que a nuestros propios recursos. Por un lado, no paran de fomentar el plurilingüismo y el pluriculturalismo, y, por otro lado, menosprecian las ventajas de la variedad lingüística y cultural existente en nuestro territorio. Esto contradice cualquier intención de mejora en la cultura de un país, y, por lo tanto, en su sistema educativo. Esperemos que esta situación cambie.

    Me ha encantado esta entrada y espero con impaciencia la próxima publicación.

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