Diario tema 6: Las programaciones didácticas vigentes

¡¡Hola de nuevo blogger@s!!

En esta entrada de diario de hoy, son muchos los temas que podría comentar a raíz de lo aprendido en clase. Con todo, he decidido escribir sobre dos términos que me llevan generando confusión desde principios de este Máster, y que han vuelto a surgir con este tema 6. Concretamente, hablo de la diferencia entre programación didáctica y programación de aula. Así, intentaré explicar lo mejor que pueda estos conceptos para que, en el caso de que tengáis las mismas dudas que yo, entendáis el significado de los mismos. 

Primeramente, la programación didáctica (os dejo aquí un ejemplo) es el documento donde se establecen el dónde, el cómo, el qué, y el cuándo de nuestra enseñanza. Es decir, en una programación didáctica se describe el contexto del centro en el que se imparte, las competencias a desarrollar, los objetivos a alcanzar, las unidades didácticas a llevar a cabo o la evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje, entre muchos más elementos con los que seguro ya estáis más que familiarizados. Este documento se corresponde con el segundo nivel de concreción curricular, por lo que es responsabilidad de cada departamento del centro el elaborar una programación anual para cada uno de los cursos escolares, sin dejar de lado lo establecido o sugerido por el Diseño Curricular Base. 

La programación de aula, por su parte, es la concreción o puesta en práctica de lo mencionado en la programación didáctica. En otras palabras, es la adaptación de la programación didáctica a un grupo-aula específico, teniendo en cuenta, desde un punto de vista más concreto, las características y peculiaridades de dicho grupo. Esta programación, como parte del tercer nivel curricular que es, ha de ser elaborada por el o la docente en cuestión. Además, al contrario que la anterior, la programación de aula ha de ser redactada progresivamente a medida que avanza el curso, pues así se valorarán las dificultades y/o peculiaridades del alumnado, como dicho previamente.

Para terminar, quiero ofreceros no una, sino dos conclusiones a esta entrada. Primero, si hay una cosa que ha quedado clara en este Máster, es la importancia que tienen las programaciones didácticas. En mi caso, no hace tanto tiempo, desconocía qué eran y para qué servían. De hecho, ni siquiera sabía que existían. Con suerte, he aprendido que su elaboración es ardua, pero sin duda fundamental para llevar a cabo nuestro proceso de enseñanza de una manera efectiva. Por otro lado, es necesario decir que la triste realidad es que no todas las programaciones (didácticas y de aula) están bien estructuradas o incluyen todos los contenidos establecidos para que se de dicha efectividad. Esto, al final, repercute negativamente al centro, al profesorado y al alumnado, y desde luego no contribuye a la mejoría de la educación. Una vez dicho esto, espero haberos ayudado a comprender la diferencia entre estos dos términos tan confusos para que, de tener que redactar alguna de estas programaciones, podáis contribuir a la mejora de la redacción de las mismas y al cambio de una situación que deja mucho que desear.

Esto ha sido todo, ¡hasta la próxima entrada!